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Consumo quiere limitar la publicidad de la comida basura en Youtube y las redes sociales
Consumo quiere limitar la publicidad de la comida basura en Youtube y las redes sociales

El Ministerio de Consumo quiere limitar la publicidad de los alimentos más insanos en Youtube y las redes sociales, principales fuentes de información de los jóvenes, tal y como confirman fuentes del ministerio. El departamento de Alberto Garzón anunció hace meses que regularía los anuncios de comida basura dirigidos a menores en televisión, para lo cual es necesario modificar el Código Paos, un sistema de autorregulación de la industria que ha demostrado ser ineficaz —chucherías, cereales azucarados y bollería industrial se anuncian en horario infantil—. Para actuar sobre las redes sociales, en cambio, será necesario aprobar un decreto. El ministerio determinará qué alimentos son insanos a través de Nutriscore, el futuro etiquetado frontal voluntario que ha generado una cierta polémica, pero se abre a utilizar también otros sistemas como las tablas nutricionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mucho más restrictivas.

Según los datos oficiales, el 40% de los niños españoles tienen sobrepeso, de los cuales cerca de la mitad padecen obesidad, una patología que además afecta en mayor proporción a menores de familias con rentas más bajas. La lucha contra la comida basura es uno de los objetivos del ministerio, creado en enero de 2020, algo que incluso se plasmó en el Acuerdo de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos: “Reduciremos el impacto de la comida basura, al establecer obligaciones claras en el etiquetado, que deberá reflejar la calidad de los productos conforme al modelo del semáforo nutricional”.

La estrategia consiste en regular la publicidad de este tipo de alimentos tanto en televisión, como ya se había anunciado, como en Youtube y las redes sociales, tal y como ha adelantado El Periódico de España. Es habitual que los youtubers e influencers más conocidos realicen acciones publicitarias para marcas de comida basura, algo que preocupa en el ministerio, dado que estos mensajes suelen estar dirigidos a niños y adolescentes y no existe en la actualidad ninguna regulación para limitarlos.

La idea pasa por aprobar un decreto que restringa este tipo de acciones tanto en plataformas de vídeo (Youtube y Twitch) como en las redes sociales más usadas (TikTok, Instagram, Facebook y Twitter). Garzón optó por una regulación similar con el decreto de la publicidad del juego por internet, que desde agosto solo puede mostrarse en televisión, radio, YouTube y plataformas de intercambio de vídeo en la franja horaria de una a cinco de la madrugada. La futura regulación no ha salido todavía a información pública y tampoco se han iniciado los trámites para negociarla con el sector, por lo que no hay fecha para su aprobación.

En cuanto a la otra pata de la estrategia, el ministerio está negociando con la industria alimentaria para reformar el Código Paos, con el que el sector autorregula la publicidad que emite. El objetivo es prohibir los anuncios en televisión de alimentos no saludables dirigidos a menores de 15 años y en horario infantil, así como impedir que personas famosas y personajes animados participen en estos espacios comerciales, tanto en televisión como en las salas cinematográficas.

¿Cómo se podrá saber qué publicidad se dirige a los menores? Se tendrá en cuenta el tipo de producto promocionado y si el diseño del mensaje publicitario —por su contenido, lenguaje o imágenes— resulta apto para atraer de forma especial la atención o interés del público de estas edades. Además, se vigilarán las circunstancias en que se lleve a cabo la difusión, es decir, si el medio o soporte está dirigido objetivamente a menores o si se inserta en franjas horarias de público mayoritariamente infantil o juvenil. La reforma se llevará a cabo incluso si no hay acuerdo con la industria alimentaria. Garzón pretende aprobar esta norma antes de final de año, pero fuentes del ministerio no pueden confirmar si ese plazo se va a cumplir.

La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), el lobby de la industria alimentaria, defiende en cambio que el código “ha demostrado su utilidad y su puesta en marcha ha mejorado notablemente la calidad de la publicidad de alimentos destinada al público infantil y se han reducido las reclamaciones por infracciones en dicha publicidad de alimentos”.

El ministerio siempre ha mantenido que determinará qué alimentos son insanos a través de Nutri-Score, el futuro etiquetado frontal voluntario que pretende aprobar también este año. Esta etiqueta —que no sustituye a la actual— califica los productos de más a menos saludables (de la A a la E y del verde al rojo) y lo plasma en una etiqueta frontal. Los alimentos con A y B se consideran sanos. La herramienta ha generado varias polémicas, tanto por la mala calificación del aceite de oliva virgen extra como por las buenas notas de algunos ultraprocesados.

El departamento de Alberto Garzón se abre a utilizar también otros sistemas de calificación como las tablas nutricionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de amplia aplicación en estudios científicos y mucho más restrictivas con ultraprocesados y comidas con alto contenido en azúcares y grasas.

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